Alejandro Peza
El tramo carretero Bacalar–Buenavista, uno de los más transitados del sur de Quintana Roo, permanece sin mantenimiento y deteriorándose pese a que la Secretaría de Infraestructura, Comunicaciones y Transportes (SICT) adjudicó hace más de un mes un contrato por 150 millones de pesos para su rehabilitación.
Las empresas beneficiadas, Lofer Contratistas, S.A. de C.V. y Lofer Soluciones Marítimas de México, S.A. de C.V., ambas foráneas, no han movido una sola máquina ni colocado un solo cono de señalización. Los trabajos debieron arrancar el 10 de octubre, pero han pasado cuatro semanas de retraso y la carretera continúa en malas condiciones.
El fallo, firmado por la SICT el 29 de septiembre, establecía que la obra debía iniciar de inmediato tras la firma del contrato el 30 del mismo mes pero luego de más de un mes no hay actividad de ningún tipo.
Transportistas denuncian que el tramo Bacalar–Cafetal–Felipe Carrillo Puerto se ha convertido en una trampa mortal, especialmente cuando llueve y los hoyos se cubren de agua, provocando constantes accidentes. Aun así, la SICT, bajo la dirección de Guido Mendiburu Solís, no ha emitido un solo comunicado ni sancionado a la empresa.
La pasividad institucional y la falta de supervisión reavivan viejas prácticas de simulación, donde se anuncian inversiones multimillonarias, se adjudican contratos y, al final, las carreteras siguen igual o peor.
Hoy, el sur de Quintana Roo enfrenta nuevamente el abandono, con una vía estratégica que conecta comunidades, transportistas y turistas, convertida en una muestra palpable del desinterés federal por la región.
