Alejandro Peza
La Secretaría de Seguridad Ciudadana desmanteló varias celdas «VIP» en el Centro de Reinserción Social (Cereso) de Chetumal.
El reporte oficial indica que fueron al menos diez toneladas de artículos prohibidos los que fueron asegurados.
Entre los artículos decomisados hay televisores, refrigeradores, lavadoras, ventiladores y varios equipos de internet móvil.
El secretario de Seguridad Ciudadana en el Estado, Julio César Torres Gómez, confirmó que los artículos fueron asegurados durante un operativo interinstitucional realizado el pasado 15 de octubre, con el cual las autoridades buscan poner fin a los privilegios y excesos que por años se mantuvieron dentro del penal.
Julio César Torres Gómez, confirmó que la revisión permitió detectar una gran cantidad de objetos que “nunca debieron estar dentro de un centro de reclusión”, como televisores, refrigeradores, estufas, lavadoras, ventiladores, muebles y hasta purificadores de agua que eran controlados por algunos internos. “Había quienes tenían sus propias tiendas dentro del penal. Eso no debe existir. Todo eso se retiró”, puntualizó.
El funcionario explicó que el operativo tuvo como objetivo restablecer el orden, la disciplina y la legalidad, principios fundamentales para lograr una verdadera reinserción social. “Si no hay disciplina dentro de los penales, tampoco hay posibilidad de reinserción. Estamos fortaleciendo la dignificación y el orden institucional”, afirmó.
De acuerdo con el titular de Seguridad Ciudadana, el retiro masivo de objetos y residuos ocupó más de diez camiones de volteo, lo que da una idea del nivel de acumulación y descontrol que imperaba.
“Muchas personas, cuando no hay reglas, acumulan sin medida. Se sacó todo lo que normativamente no debía estar dentro del penal, se etiquetó lo que era propiedad de los internos para entregarlo a sus familiares, y lo demás se fue a la basura”, explicó.
Torres Gómez reconoció que durante años hubo áreas donde ciertos reclusos gozaban de privilegios, con acceso a comodidades muy por encima del resto, lo que generó inequidad y descontento. “Había celdas con hasta tres o cuatro televisores, enfriadores y hasta hornillas; eso ya no está permitido. Cada interno puede tener solo una televisión por celda, nada más”, detalló.
En cuanto a las denuncias por la supuesta reducción de alimentos, Torres Gómez rechazó los señalamientos y aseguró que, por el contrario, el servicio fue mejorado y normado.
Explicó que ahora cada interno recibe su porción individual en un recipiente identificado, a fin de garantizar que todos reciban la cantidad correspondiente y se evite el desorden que antes existía.
“Hasta antes del 15 de octubre, la comida se repartía en ollas comunes; hoy cada persona privada de la libertad recibe su alimento individualmente. A cada interno se le entrega un ‘emplatado’ en un topper, lo que nos permite verificar la calidad y cantidad del alimento”, explicó.
El secretario también reveló que dentro del penal se vendía agua purificada, controlada por algunos internos con acceso a purificadores particulares. Esa práctica ya fue eliminada.
“El agua para beber se entrega de forma gratuita; todos los días se rellenan los depósitos con plantas purificadoras internas. Antes se cobraba, pero eso se acabó. No se trata de monopolizar, sino de garantizar los servicios que el Estado debe proporcionar”, señaló.
Torres Gómez informó que actualmente se realizan obras de infraestructura dentro del penal para mejorar las condiciones y aumentar la capacidad del centro, con el fin de disminuir la sobrepoblación en el sistema penitenciario estatal.
El operativo en Chetumal forma parte de una estrategia estatal para erradicar los privilegios, el tráfico de influencias y los negocios internos que por años operaron en los centros penitenciarios.
“La instrucción es clara: no más tiendas, no más celdas con lujos, no más corrupción. Todos los internos deben cumplir las mismas reglas”, sostuvo el secretario.
Dijo que con este reordenamiento, la Secretaría de Seguridad Ciudadana busca no solo limpiar físicamente el penal, sino también reestablecer la autoridad institucional y el principio de igualdad, enviando un mensaje de que la reinserción social empieza con disciplina, no con privilegios.




