Alejandro Peza
La crisis que atraviesa el sector limonero en Quintana Roo se profundiza debido a la falta de canales de comercialización y a la ausencia de apoyos por parte de las autoridades estatales y federales, denunciaron productores de la zona sur del estado.
Aquilino Martínez, productor de la comunidad de Morocoy, explicó que actualmente los agricultores solo logran colocar su producto a través de intermediarios conocidos como “coyotes”, quienes compran las cajas de 33 kilogramos a apenas 60 pesos, lo que significa que el kilo de limón se paga a 1.81 pesos, un precio muy por debajo de los costos reales de producción.
“Es muy poco lo que podemos ganar; prácticamente regalamos el producto. No tenemos otra opción porque no hay centros de acopio ni compradores formales que se acerquen a la zona”.
Señaló que la situación provoca pérdidas constantes y deja en incertidumbre a cientos de familias que dependen del cultivo del cítrico.
Lo peor es que el panorama se agrava por la falta de caminos sacacosechas, lo que encarece el traslado del limón y dificulta el acceso a las parcelas. Los productores aseguran que las malas condiciones de los caminos han sido una problemática histórica que no ha recibido atención, a pesar de las solicitudes dirigidas a diversas dependencias.
Asimismo, mencionaron la ausencia de un centro de acopio, infraestructura indispensable para almacenar, clasificar y comercializar el limón en condiciones dignas y a precios justos. Sin ella, los productores quedan a merced de los intermediarios, quienes imponen precios significativamente bajos.
Un dato importante es que Quintana Roo registra una producción superior a las 49 mil toneladas anuales de limón, cultivadas por aproximadamente dos mil productores distribuidos principalmente en comunidades rurales de la zona sur. Sin embargo, esta capacidad productiva no se traduce en mejores ingresos debido a la falta de organización comercial y de políticas públicas que impulsen el desarrollo del sector.
Los productores hicieron un llamado urgente a los gobiernos estatal y federal para implementar programas de apoyo, infraestructura y esquemas de comercialización que permitan dar valor agregado al limón y garantizar precios más justos.
“Solo queremos que nos volteen a ver. El limón de Quintana Roo es de buena calidad, pero sin apoyo es imposible competir”, concluyó Martínez.